Hace unos años, las pruebas de laboratorio rutinarias mostraron que Susan Glickman Weinberg, que en esa época era trabajadora social clÃnica de 65 años en Los Ãngeles, tenÃa un registro de hemoglobina A1C del 5,8 por ciento, apenas por encima de lo normal.
âEsto se considera prediabetesâ, le dijo su médico internista. La A1C mide la cantidad de azúcar que ha circulado por el torrente sanguÃneo a lo largo del tiempo. Su médico le comentó que, si sus resultados alcanzaban el seis por ciento (aún por debajo de la cifra que define la diabetes, que es del 6,5 por ciento) le recomendarÃa tomar metformina, un medicamento muy recetado.
âLa idea de que podrÃa padecer diabetes fue muy perturbadoraâ, recordó Weinberg, que de niña habÃa oÃdo a sus familiares hablar de ella como si fuera âuna cosa misteriosa y terribleâ.
Weinberg ya tomaba dos medicamentos para la presión arterial, una estatina para el colesterol y un medicamento para la osteoporosis. ¿De verdad necesitaba otra receta? También le preocupaban los informes sobre medicamentos importados que estaban contaminados. Ni siquiera estaba segura de lo que significaba la prediabetes, ni de lo rápido que podÃa convertirse en diabetes.
âMe sentÃa como la paciente ceroâ, dijo. âTenÃa mucha incertidumbreâ.
Ahora, hay menos incertidumbre. Un estudio longitudinal realizado en adultos mayores, publicado en lÃnea este mes en la revista JAMA Internal Medicine, ofrece algunas respuestas acerca del padecimiento intermedio y muy común conocido como prediabetes.
Los investigadores descubrieron que, a lo largo de varios años, las personas mayores aparentemente prediabéticas tenÃan muchas más probabilidades de que sus niveles de azúcar en sangre volvieran a la normalidad que de evolucionar hacia la diabetes, y no tenÃan más probabilidades de morir durante el periodo de seguimiento que sus pares con niveles normales de glucemia.
âEn la mayorÃa de los adultos mayores, es probable que la prediabetes no deba ser una prioridadâ, afirmó Elizabeth Selvin, epidemióloga de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins en Baltimore y autora principal del estudio.
La prediabetes, un padecimiento del que apenas se hablaba hace quince años, hace referencia a un nivel de azúcar en sangre superior al normal, pero que no ha cruzado el umbral de la diabetes. Suele definirse por una lectura de hemoglobina A1C del 5,7 al 6,4 por ciento o un nivel de glucosa en ayunas de 100 a 125 mg/dL; en la mediana edad, puede pronosticar graves problemas de salud.
Un diagnóstico de prediabetes significa que la persona tiene mayores probabilidades de desarrollar diabetes, y âeso deriva en una enfermedad posteriorâ, afirmó Kenneth Lam, geriatra de la Universidad de California en San Francisco y autor de un artÃculo que acompaña al estudio.
âDaña los riñones, los ojos y los nerviosâ, dijo. âProvoca infartos y derrames cerebralesâ.
No obstante, para un adulto mayor que acaba de presentar esos niveles de glucemia, la historia es diferente. Esas temibles consecuencias tardan años en desarrollarse, y muchas personas de 70 y 80 años no vivirán lo suficiente como para enfrentarlas.
Selvin y sus colegas analizaron los resultados de un estudio continuo en Estados Unidos sobre el riesgo cardiovascular que comenzó en la década de 1980. Cuando 3412 de los participantes se presentaron a sus exámenes fÃsicos y de laboratorio entre 2011 y 2013, habÃan cumplido entre 71 y 90 años y no padecÃan diabetes.
No obstante, la prediabetes estaba muy extendida. Casi tres cuartas partes calificaban como prediabéticos, según sus niveles de A1C o de glucosa en sangre en ayunas.
Estos resultados eran el reflejo de un estudio de 2016 que señala que una famosa prueba de riesgo en lÃnea creada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) y la Asociación Americana de la Diabetes ây que está disponible en doihaveprediabetes.orgâ considerarÃa prediabéticos a casi todos los mayores de 60 años.
En 2010, una revisión de los CDC informó que entre el nueve y el 25 por ciento de las personas con niveles de A1C de entre el 5,5 y el seis por ciento desarrollarán diabetes en cinco años; lo mismo ocurrirá con aproximadamente el 25 y el 50 por ciento de las personas con lecturas de A1C de entre el seis y el 6,5 por ciento, pero esos cálculos se basaron en una población de mediana edad.
Cuando Selvin y su equipo analizaron lo que habÃa sucedido realmente en su población de prediabéticos de más edad cinco o seis años después, solo el ocho o nueve por ciento habÃa desarrollado diabetes, según la definición utilizada.
Un grupo mucho más numeroso (el 13 por ciento de los que tenÃan un nivel de A1C elevado y el 44 por ciento de los que tenÃan una glucemia prediabética en ayunas) volvieron a tener lecturas de glucemia normales (un estudio sueco obtuvo resultados similares).
Entre el 16 y el 19 por ciento habÃan muerto, casi la misma proporción que los que no tenÃan prediabetes.
âNo notamos un gran riesgo en estos individuosâ, dijo Selvin. âLos adultos mayores pueden tener problemas de salud complejos. Los padecimientos que perjudican la calidad de vida deberÃan ser el centro de atención, no la glucosa en sangre ligeramente elevadaâ.
Saeid Shahraz , investigador de salud del Centro Médico Tufts de Boston y autor principal del estudio de 2016, elogió la nueva investigación. âLos datos son realmente sólidosâ, aseguró. âLa Asociación Americana de Diabetes (ADA, por su sigla en inglés) deberÃa hacer algo al respectoâ.
Es posible que lo haga, señaló Robert Gabbay, director cientÃfico y médico de la ADA. En la actualidad, la organización recomienda âal menos un seguimiento anualâ para las personas con prediabetes, remisión a los programas de modificación del estilo de vida que han demostrado disminuir los riesgos para la salud y, tal vez, metformina para los que presentan obesidad y son menores de 60 años.
Ahora, el Comité de Práctica Profesional de la asociación revisará el estudio, y âpodrÃa dar lugar a algunos ajustes en nuestra manera de pensarâ, dijo Gabbay. Entre las personas mayores consideradas prediabéticas, âsu riesgo puede ser menor de lo que pensábamosâ, afirmó.
Los defensores del énfasis en el tratamiento de la prediabetes, que se dice que afecta a una tercera parte de la población estadounidense, señalan que el tratamiento de primera lÃnea implica el aprendizaje de comportamientos saludables que más estadounidenses deberÃan adoptar de cualquier manera: bajar de peso, dejar de fumar, hacer ejercicio y comer sano.
âHe tenido varios pacientes a los que se les ha diagnosticado prediabetes y eso es lo que los motiva a cambiarâ, comentó Gabbay. âSaben lo que deberÃan hacer, pero necesitan algo que los obligue a comenzarâ.
Los geriatras suelen estar en desacuerdo. âEs poco profesional engañar a la gente, motivarla por el miedo a algo que no es verdadâ, dijo Lam. âTodos estamos cansados de tener miedoâ.
Weinberg, que ahora tiene 69 años, buscó la ayuda de un nutricionista, cambió su dieta para concentrarse en los carbohidratos complejos y las proteÃnas, y empezó a caminar más y a subir escaleras en lugar de tomar el elevador. Se deshizo de cinco kilos que no necesitaba bajar. En dieciocho meses, su nivel de A1C, que estaba muy poco elevado, bajó al 5,6 por ciento.
Fecha: 24 Feb 2021
Fuente: infobae.com