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Alimentación saludable en la tercera edad

Alimentación saludable en la tercera edad, en la vejez es aún más importante llevar una alimentación saludable y una dieta de calidad para incorporar nutrientes.

En principio, la dieta saludable de una persona adulta no difiere mucho de la de las personas jóvenes, pero hay una diferencia sustancial: si la persona gasta poca energía, se necesitan menos calorías, pero con la misma cantidad de micronutrientes.

En este sentido, es importante incorporar más frutas y verduras, más pescado que carne, aceite de oliva. Hay que comer cantidades menores, pero con una comida de alta calidad y magra.

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Las personas que se mueven poco o que tienen alguna dificultad, o están convalecientes, pueden perder mucho peso y tienen una dificultad mayor para recuperarlo. En un par de años pueden perder hasta 15 kilos, que refiere a una pérdida de masa grasa y de musculatura.

Con la edad se necesita más entrenamiento e ingesta de proteínas para desarrollar musculatura y se requieren de más proteínas para fortalecer los músculos.

Algunas personas pueden tener pérdida de apetito propia de la edad o por molestias e incomodidades que pueden deberse a una prótesis dental o a los problemas masticatorios. Alimentación saludable en la tercera edad, las verduras pueden cocinarse al vapor, sumarle caldo y convertirse en una sopa de crema de verduras con una batidora. Por ejemplo, mezclar copos tiernos de avena con un poco de yogur o leche y puré de fruta.

Es importante también tener una correcta hidratación. Muchas personas mayores evitan beber demasiados líquidos para no ir al baño por las noches o cuando están en la calle. No hay que perder de foco que la hidratación es fundamental.

Se considera envejecimiento saludable al mantenimiento a edades avanzadas de las capacidades funcionales que hacen posible el bienestar de la persona y su interacción con el entorno físico, social y político. «Existe la vieja y errónea creencia de que, de mayores, debemos resignarnos a la enfermedad o la discapacidad. Sin embargo, numerosos problemas de salud –como los cardiovasculares, los metabólicos o las dificultades en la movilidad. Entre otros– se pueden prevenir o, al menos retrasar su aparición, por medio del ejercicio físico, una buena alimentación y, en general, unas pautas adecuadas de autocuidado. Es importante también seguir en tiempo y forma las revisiones aconsejadas por nuestro médico para detectar y corregir lo antes posible cualquier problema», afirma Maset.

Por tanto, si bien mantenerse activo mentalmente es importante durante toda la vida. Se torna fundamental en esta etapa, y podemos lograrlo mediante actividades intelectuales como la lectura o la escritura. Igualmente, involucrarse en la vida social y familiar contribuye a conservar lo más intacta posible la capacidad funcional de la persona. «En este caso, se cumple más que nunca aquella famosa expresión latina ‘’mens sana in corpore sano’’. Porque un buen estado de salud a nivel mental y emocional es el punto de partida para aceptar y aplicar el resto de medidas para cuidarnos», resume el experto.

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