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Comer para vivir: la alimentación del adulto mayor

Comer para vivir: la alimentación del adulto mayor, las personas mayores de 60 años son consideradas adulto mayores. Una etapa de la vida donde el proceso de envejecimiento se hace notar y ocasiona que algunas funciones del organismo estén disminuidas y haya cambios corporales que requieren de una adaptación en la alimentación.

En el adulto mayor la función del esfínter esofágico y del estómago está disminuida. La motilidad intestinal es menor, lo que conduce con frecuencia a estreñimiento. Esto amerita que su dieta produzca aporte de fibra suficiente y que los alimentos, en general, no demanden un arduo trabajo digestivo.

Incluir frutas y verduras que pueda masticar, por ejemplo, guindones, beterraga y compota de ciruela. Por otro lado, evitar frituras y preparaciones con mucha mezcla de ingredientes, grasas de origen animal o carnes rojas.

Es muy frecuente la aparición de intolerancia a la lactosa. Por lo que se debe cambiar el tipo de leche. Asegurar una buena nutrición en esta etapa es fundamental. Para conservar las habilidades y funciones y amerita una asesoría nutricional.

El consumo de alimentos ultraprocesados es bastante habitual en nuestro día a día. Los embutidos y carnes grasas, las bebidas azucaradas, las galletas y otros dulces. Los lácteos azucarado. Comer para vivir: la alimentación del adulto mayor. Todos ellos son alimentos que tomamos y que, consumidos en gran cantidad y abusando de ellos, pueden provocar efectos negativos en nuestro organismo.

Comer bien y variado, junto al ejercicio físico, es fundamental para tener una vida sana. Además, duradera. Y es que, procurar una buena nutrición está asociada a tener una vejez saludable. En cuanto puede ayudar a evitar enfermedades como las cardiopatías, la diabetes y afecciones cardiovasculares, entre otras. Es lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina como envejecimiento activo.

Según la organización, el envejecimiento activo es el proceso de aprovechar al máximo las oportunidades para tener bienestar físico, psíquico y social durante toda la vida. El objetivo es extender la calidad de vida, la productividad y la esperanza de vida a edades avanzadas y con la prevalencia mínima de discapacidad. A este respecto, la revista Cell ha compartido un artículo sobre la conocida Dieta de la Longevidad y sus beneficios para el organismo.

Así es la Dieta de la Longevidad

Valter Longo, uno de los más prestigiosos investigadores en el campo del envejecimiento y conocido como el «gurú de la longevidad», y su colega Rozalyn Anderson, de la Universidad de Wisconsin. Han compartido a través de esta publicación los resultados de los diferentes estudios que han llevado a cabo durante los últimos años en relación con la Dieta de la Longevidad. Según Longo, si se siguen las dietas de las poblaciones más longevas del mundo, se puede llegar a vivir hasta los 110 años.

La Dieta de la Longevidad es casi vegana, de dos o tres comidas al día repartidas en 12 horas. Y la clave principal es, según aseguran, la ingesta entre moderada y alta de carbohidratos de fuentes no refinadas. Proteínas bajas pero suficientes de fuentes principalmente vegetales y suficientes grasas de origen vegetal para proporcionar alrededor del 30% de las necesidades energéticas.

Tal y como explica Longo en la citada revista, «Hay que regular la cantidad de proteínas en base a la edad. La Dieta de la Longevidad para los adultos está compuesta de alimentos vegetales. Además de pescado un par de veces por semana, mientras en la dieta concebida para los niños y mayores de 65 años. Hemos incluido carne y otros productos de origen animal, como huevos, leche de vaca, leche de cabra…».

Longo asegura que hay que tomar 0,8 gramos por kilo de peso corporal diarios de proteínas. Comer para vivir: la alimentación del adulto mayor. «El consumo de demasiadas proteínas está asociado a un riesgo elevado de varias enfermedades, pero una dieta con niveles insuficientes de proteínas puede causar problemas de malnutrición».

Sobre los carbohidratos, el experto dice que «hay que consumir gran cantidad de aquellos con un índice glucémico bajo (legumbres o verdura). Disminuyendo los alimentos con demasiado almidón (pasta, pan, pizza y patatas) y en azúcar (zumos de fruta, bollitos o bebidas azucaradas carbohidratadas».

Los productos de origen vegetal y el aceite de oliva en abundancia son otras de las dos características de esta dieta.

Del azúcar, Longo explica que habría que reducir al mínimo los aportes de azúcares simples. Aunque no es necesario sustituir ni eliminar el azúcar en el café o el té.

Por último, el consumo de pescado debe hacerse dos veces por semana, también hay que tomar de forma diara nueces, almendras o avellanas y no hay que olvidarse de comer muchas legumbres. Comer para vivir: la alimentación del adulto mayor. En definitiva, nada de carne roja o procesada, y muy poca carne blanca. El azúcar y los granos refinados deben reducirse al máximo.

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